Alberobello

Tejados

"Un pueblo de otro planeta"

Eso fue lo primero que pensé cuando vi este pintoresco pueblo del sur de Italia.
Me imaginé a Luke Skywalker acompañado de sus amigos de la Guerra de las Galaxias, parando aquí para ocultarse de Darth Vader y recibiendo ayuda y cobijo de los extraños moradores de tan singulares viviendas.
Pero ni Han Solo, ni Chewaca, ni la Princesa Leia aterrizaron aquí, ni por supuesto los habitantes de Alberobello son raros, (alguno habrá), son tan humanos como tú y como yo.

Lo que sí son particulares son sus casas, a las que se conoce como Trullos. (Trulli en italiano. Se pronuncia con una "L" pero larga)

El trullo es una pequeña vivienda de color blanco realizada con piedra caliza, y rematada con un peculiar techo en forma cónica de rocas grises llamadas chiancarelle. El tejado se concluye con un pináculo con una esfera u otro elemento ornamental con motivo simbólico, religioso o mágico.
Un significado semejante tienen los dibujos hechos con cal que verás en algunos de ellos. Ambos formaban parte de una especie de identificativo ciudadano que servía para reconocer quienes eran o a qué se dedicaban los habitantes de ese trullo.
El interior es bastante sencillo, con una sala principal en el centro y en ocasiones pequeñas habitaciones curvadas a su alrededor.

El por qué de estas originales construcciones viene de la época feudal, en la que existía un impuesto por cada nuevo asentamiento, es decir, el nacimiento de un pueblo o aldea suponía pagar un tributo.
Los condes de la zona querían que los campesinos se asentasen en sus tierras para que las cosechasen, pero no les apetecía soltar el dinerito, así que dijeron a los lugareños que construyeran sus casas a la piedra seca (sin cemento), para que pudieran ser destruidas rápidamente en caso de inspección regia.
Los campesinos se buscaron la vida y concluyeron que la forma redonda era una construcción sencilla pero sólida.
Supongo que hasta los huev... digo cansados de tirar cada dos por tres sus casas, un grupo de ciudadanos fue a Tarento a ver al Rey Fernando I de Borbón para explicarle su situación. Siempre tenemos una imagen negativa de los reyes de aquella época que por menos de nada te mandaban a cualquier tipo de delicada tortura, pero éste parece que fue majete, escuchó lo que le dijeron, y el 27 de mayo de 1797 emitió un decreto por el cual Alberobello quedó libre y la gente podía construir sus casas sin miedo al derribo.

Alberobello posee más de 1.400 Trullos que están declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde 1996. Hay muchos desperdigados por el pueblo, pero hay dos zonas donde se concentran en mayor número y dan un toque auténtico y diferente; Aia Piccola y Rione Monti.
La primera (Aia Piccola), es más tranquila y está menos masificada al ser un barrio más residencial. Aún así es muy recomendable porque en ella se pueden visitar tres interesantes museos: El Museo del Aceite, el Museo de Artesanía, que se encuentra en un trullo de 1520, y el Museo del Territorio, situado en un bonito trullo que fue casa del médico Giacomo Pezzolla. En él se nos muestran las costumbres, las tradiciones y la historia de esta región.
Por aquí también se ubica la Casa del Amor, que fue la primera construcción que se realizó tras el decreto de 1797 que os comenté antes. En ella ya se pudo usar el ladrillo y el cemento y por lo tanto se abandonó la forma de trullo clásica.
Actualmente alberga una Galería de Arte.

La segunda (Rione Monti), es sin duda la parte turística por excelencia de Alberobello.
En sus trullos también vive gente por supuesto, pero en muchos de ellos hay tiendas de recuerdos, artesanía, gastronomía y restaurantes.
Algunos de éstos últimos disponen de terraza superior desde las que se obtiene una buena panorámica de los trullos.
Callejeando por esta zona podemos ver algún trullo diferente como el Trullo Siamés, con dos cuerpos anexos. Fue uno de los primeros que se construyó. Su interior alberga una completa tienda de souvenirs.
(Sobre este trullo se cuenta una historia de amor y odio entre dos hermanos que se enamoraron de una misma mujer)
Al final de este barrio se encuentra la Iglesia de San Antonio (1926-1927), que para no desentonar con el entorno se edificó con forma de trullo.

Curiosamente, el trullo más grande del país y el único que existe de dos plantas, el Trullo Sovrano (1.50€), no se encuentra en ninguno de los barrios anteriores. Está ubicado en la Piazza Sacramento, casi en pleno centro de la ciudad, y fue construido por la familia Perta a mediados del s.XVIII.
Está declarado Monumento Nacional desde 1923.
Se puede visitar el interior ya que ha sido reconstruido y arreglado al gusto de la época. En él también se organizan actividades culturales.
Muy cerca se levanta la Basilica dei Santi Medici Cosma e Damiano, la iglesia más grande de la población que fue construida en 1885 en estilo neoclásico.
Si dejamos la iglesia a nuestra espalda y seguimos caminando alcanzaremos la Piazza del Popolo, la plaza principal de Alberbobello. En ella se sitúan el Ayuntamiento, la Iglesia de Santa Lucía (s.XVI) y el Monumento a los Caídos. También hay tiendas, bares y restaurantes.

Antes vimos tres museos pero aún nos queda por ver uno más, el Museo del Vino (Via due Macelli, 8), en el que se nos muestran las técnicas y la historia de la elaboración de esta bebida.

Reportaje de Febrero de 2012

Los habitantes de Alberobello son célebres pos sus trabajos textiles, en hierro y en la elaboración de cestos hechos con madera de olivo.
Puedes adquirir sus productos en las muchas tiendas que te vas a encontrar, sobre todo en el barrio de Rione Monti.

La gastronomía es también un punto fuerte de esta zona. Podemos comprar vino, aceite, pasta y los típicos dulces de almendras.

En verano el sol pega con fuerza así que toma las precauciones pertinentes (agua, ropa fresca...)